Estos
días vivimos el vigésimo aniversario del secuestro y asesinato de
Miguel Ángel Blanco. Un punto de inflexión que provocó la unión
de todo el pueblo español, sin excepciones, contra E.T.A. Un
sinvivir de varios días en el que incluso los que éramos niños
estábamos pendientes del desenlace. Nunca olvidaré cuando mi abuela
me dijo: “al final lo han matado”. Como tampoco me olvidaré de
las manos blancas, las calles llenas y las lágrimas de sus vecinos.
El
caso es que estos días, en lo que debería ser un motivo de unión y
de recuerdo y homenaje a la víctima, vivimos un reguero de
declaraciones y actitudes vomitivas que demuestran que, posiblemente
sin vuelta atrás, la sociedad española está dividida entre una
mayoría de gente decente, que tiene buenos deseos para los demás y
diferencian claramente el bien y el mal, y una caterva de indeseables
que supedita cualquier actuación y deseo hacia los demás a la
ideología, retorciendo los hechos de la manera que sea necesaria
para adaptarlos a ella. Y lo peor es que esa caterva tiene
representantes políticos. Muchos.
Para
empezar Podemos, lo cual no sorprende. Se trata de un partido que
actúa sistemáticamente contra todo lo que una a la sociedad
española, o sea bueno para ella, desde su historia a sus costumbres,
desde Ignacio Echevarría hasta Miguel Ángel Blanco, desde las
bajadas del paro hasta el turismo. El “cuanto peor, mejor” de
Lenin aplicado de la manera más torticera y miserable.
En
este caso su manera de dividir ha sido, justo en el aniversario de su
asesinato, recordar las investigaciones relativas a la corrupción
del PP utilizando el nombre de Miguel Ángel Blanco. Y en esa labor,
como en tantas otras, Pablo Echenique se ha llevado la palma con este
tuit:
“Lo
decente es recordar con dolor y recordar el brutal asesinato de
Miguel Ángel Blanco”, dice. Por supuesto, él no lo hace, prefiere
sacar basura en su aniversario, porque no es capaz de aguantar sin
atacar al PP ni en un día así.
Pero
lo peor no es que Podemos haya hecho lo de siempre, sino que, cada
vez con más frecuencia, se le suma el PSOE. Y en algo así sí que
no esperaba que lo hiciera. Un partido que ha visto como algunos de
los 39 políticos asesinados por ETA eran suyos, y que hoy se niega a
hacer a Miguel Ángel Blanco un homenaje en su pueblo. Un PSOE que se
ha abstenido la votación sobre esta moción. Pero, por Dios, ¿quién
puede abstenerse en esta votación?
Durante
mucho tiempo he pensado que España necesita una enorme regeneración
democrática, social, de sus instituciones, etc. Durante mucho tiempo
he sido, con todas las letras, un idealista. Y lo más posible en un
idealista es que acabe convirtiéndose en un pragmático, lo cual a
mí me ha sucedido con este caso. Mi único proyecto político a
partir de ahora es que esta gente no gobierne. Que esa coalición de
gente que destruye todo lo que nos une no toque poder nunca.
El
asesinato de Miguel Ángel Blanco sacó a la luz lo mejor de la
sociedad española. No se me ocurre mayor homenaje a su memoria que
luchar porque todo lo bueno que tenemos como sociedad no se pierda, y
que el bien y el mal sean distinguidos claramente. Porque no es tan
difícil. Lo hicimos hace 20 años, y es el momento de volver a
hacerlo.